Acolman, un encantador pueblo del Estado de México, cuenta con una historia que se remonta a la época prehispánica, cuando era un importante centro de comercio y un sitio estratégico para los acolhuas, una civilización que formaba parte de la poderosa Triple Alianza con Tenochtitlán y Texcoco. Su nombre, de origen náhuatl, significa “hombre que empuña o empuja el agua,” reflejando la conexión del lugar con los antiguos canales y ríos que cruzaban la región.
Durante la conquista, en el siglo XVI, llegaron los frailes agustinos, quienes construyeron uno de los conventos más emblemáticos del país: el Convento de San Agustín de Acolman. Fundado en 1539, este convento es una obra de arquitectura colonial y uno de los primeros ejemplos de fortalezas religiosas en México. Sus gruesos muros y amplios claustros reflejan una combinación de estilos renacentistas y góticos, que lo convierten en un lugar único y profundamente espiritual. Además, en este convento se cuenta que los frailes comenzaron la tradición de las piñatas, que luego se extendería por todo el país.
A lo largo de los siglos, Acolman ha preservado su esencia colonial y es un destino apreciado por quienes buscan historia y cultura. Sus celebraciones religiosas y la festividad de las piñatas en diciembre atraen a visitantes de todos lados, quienes disfrutan de los coloridos eventos y el ambiente festivo. Rodeado de paisajes de montañas y ríos, este pueblo es un verdadero tesoro escondido que refleja la riqueza histórica y cultural de México, convirtiéndose en un rincón especial donde el pasado y el presente se entrelazan en cada esquina.
¿Qué hacer en Acolman?
Échale un ojo a los atractivos más populares de este lugar y disfruta de grandes momentos:
Artesanías
Cruz Atrial
Cuevas de la Amistad
Ex hacienda de San Antonio
Gastronomía
Museo Prehistórico de Tepexpan
Templo y Ex Convento de San Agustín
Museo Virreinal
Piñatas
Artesanías
Acolman presenta una variada selección de artesanías, entre las que se incluyen artículos tejidos con canutillo, títeres elaborados en látex y madera, figuras hechas de jade, ónix u obsidiana, así como platería.
Cruz Atrial
La Cruz Atrial, reconocida como una de las obras lapidarias más destacadas del siglo XVI, es una joya imperdible. Ubicada en el exterior del convento, sus brazos están tallados con detalles de plantas y flores, terminados en flamas de piedra y adornados con símbolos de la Pasión y un rostro de Cristo. En la base de la peana, una figura de la Virgen, de manufactura indígena y estilo menos refinado, completa esta obra de profunda devoción.
Cuevas de la Amistad
Las Cuevas de la Amistad no son muy grandes, sin embargo, ofrecen un entorno pintoresco ideal para fotografías. Este hermoso lugar también brinda una vista excepcional hacia la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacán. Además, cuenta con ciclopista, palapas y área de asadores, lo que lo convierte en un sitio perfecto para realizar deportes y disfrutar momentos agradables en compañía de familiares o amigos.
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Más atractivos
Ex hacienda de San Antonio
Este sitio es uno de los más hermosos y fotogénicos de Acolman, con una historia que se remonta al siglo XIX. Después de ser abandonado, fue utilizado como orfanato, y la leyenda local asegura que, al recorrer sus pasillos por la noche, pueden escucharse risas de niños. Sus extensos jardines y robustos pilares crean el escenario perfecto para despertar al fotógrafo interior de cualquiera.
Gastronomía
El pepeto es el platillo emblemático de la región, preparado con carne de cerdo, chilacayotes troceados, granos de elote tierno, habas peladas, cebolla, epazote y chile manzano. Al momento de servirlo, se le añade queso rallado, un toque de orégano y un poco de aceite de oliva para realzar su sabor. Como postre, las frutas en almíbar son una opción deliciosa, y para acompañar la comida, una jarra de pulque es indispensable.
Museo Prehistórico de Tepexpan
Otro lugar destacado, a pocos minutos de Acolman, es el poblado de Tepexpan. Allí se encuentra un museo construido para resguardar los restos del “Hombre de Tepexpan”, descubiertos en esa comunidad y que, según estimaciones, datan de hace más de 12 mil años.
Turismo religioso en Acolman
Templo y Ex Convento de San Agustín
Este monumento del siglo XVI, construido entre 1539 y 1560 por los frailes agustinos, es una de las obras más destacadas de la época, con una estructura fortificada característica del siglo XVI. Su fachada principal es un ejemplo representativo del arte plateresco, con columnas elegantes y detallados adornos en el friso y el arco de la puerta.
El interior impresiona por la altura de sus muros y conserva vestigios de retablos barrocos del siglo XVII y XVIII, tallados en madera y adornados con hoja de oro, mostrando figuras celestiales y esculturas de angelitos. En el presbiterio, se pueden apreciar pinturas murales de santos y papas agustinos. A la izquierda, se encuentra la Capilla Abierta, con una pintura al fresco de Santa Catarina.
El convento anexo posee dos claustros: el Claustro Chico, de arquitectura sencilla con una cruz y el anagrama de Jesús, y el Claustro Grande, con una arquitectura plateresca más elaborada, columnas isabelinas y medallones que representan escudos agustinos y símbolos espirituales. Entre los arcos del claustro bajo, se encuentran grabados en piedra que ilustran escenas de la Pasión de Cristo.
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Para cerrar
Museo Virreinal
Ubicado en el Ex Convento de San Agustín, en las áreas antiguas de la portería, cocina, refectorio y anterefectorio, este espacio está dividido en tres salas que ofrecen una detallada explicación de la construcción de la obra arquitectónica, la vida monástica en el convento y su colección de pinturas y objetos religiosos.
La tercera sala destaca por su riqueza artística, mostrando objetos y muebles de uso religioso de varias épocas. Entre ellos, se encuentran mantos, ajuares y vestimentas eclesiásticas, algunos bordados en hilo de oro y plata con la técnica del brocado en seda. Además, se exhiben esculturas de los siglos XVI, XVIII y XIX, elaboradas en pasta de caña y en madera estofada y policromada. La colección incluye también pinturas al óleo sobre tela, lámina de cobre y cartón, que representan escenas del Paraíso y de la Pasión.
Piñatas
Acolman, conocida como la cuna de la piñata, mantiene viva esta tradición de hace 420 años. Las ollas de barro y los papeles de colores vibrantes siguen dando forma a la piñata, tal como ocurrió por primera vez en el Ex convento de San Agustín.
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