Dunas de Bilbao: un paraíso de arena en Coahuila

El sandboarding es un deporte emocionante que consiste en deslizarse por dunas de arena sobre una tabla, similar al snowboard, pero en desierto. Antes de intentarlo, es importante tomar en cuenta algunas recomendaciones para disfrutar la experiencia al máximo y evitar accidentes.

Lo primero es elegir ropa cómoda y ligera. Es recomendable usar pantalones largos y camiseta de manga larga para protegerse del sol y de posibles raspones. También es esencial aplicar bloqueador solar de amplio espectro y llevar lentes oscuros para proteger los ojos del reflejo de la arena. Un sombrero o gorra con buena sujeción también ayuda a cubrirse del sol.

En cuanto al equipo, se recomienda usar tablas especiales para sandboarding, ya que están diseñadas para deslizarse mejor sobre la arena. Antes de cada descenso, verifica que la tabla esté en buen estado y aplica cera si es necesario para mejorar el deslizamiento.

Es ideal comenzar con dunas pequeñas si es tu primera vez, para ir ganando confianza y mejorar la técnica. Mantén una postura baja, con las rodillas ligeramente flexionadas y el peso bien distribuido. Trata de mirar al frente, no a tus pies, y usa los brazos para mantener el equilibrio.

Hidratarse es clave. Lleva suficiente agua y evita practicar en las horas de mayor calor. Si vas en grupo o con guía, sigue siempre las indicaciones de seguridad. Nunca te aventures solo, especialmente en dunas grandes o zonas desconocidas.

México cuenta con varios lugares para practicar este deporte, y uno de los más recomendados es las Dunas de Bilbao, en Coahuila. Su paisaje impresionante y sus amplias pendientes de arena las convierten en un destino perfecto para los amantes del sandboarding.

¿Qué hacer en las Dunas de Bilbao?

En el corazón del desierto de Coahuila, a unos kilómetros del municipio de Viesca, se encuentra un lugar que parece sacado de otro continente: las Dunas de Bilbao. Este sitio sorprende a quienes lo visitan por la belleza de su paisaje, su tranquilidad y el misterio que esconde bajo cada grano de arena. A simple vista, podría parecer un escenario de película… y lo es.

Este impresionante espacio natural está ubicado dentro del ejido Bilbao y cubre una extensión de aproximadamente 16 hectáreas. Aunque es una zona protegida, sólo una parte de ella está abierta al turismo, lo que ayuda a mantener su ecosistema en equilibrio. Los encargados de cuidar el área son los mismos habitantes del ejido, quienes también se encargan de recibir a los visitantes, brindar orientación y vigilar que se respeten las normas del lugar.

El aspecto más llamativo de las dunas es, sin duda, su arena fina, dorada y suave, moldeada por el viento en grandes montículos que se transforman a lo largo del día. Cada ráfaga de aire cambia sutilmente su forma, creando un paisaje que nunca se ve igual. Esas curvas naturales, junto con la luz del sol, hacen que las dunas luzcan espectaculares al amanecer y al atardecer. La arena, a pesar del calor ambiente, se mantiene sorprendentemente fresca durante buena parte del día, por lo que muchas personas optan por caminar descalzas y sentir la textura suave bajo sus pies.

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¿Qué más?

Uno de los mayores atractivos de este lugar es su capacidad para desconectar a cualquiera del ritmo acelerado de la ciudad. No hay edificios, ni ruido, ni multitudes. Solo el viento, la arena y el horizonte. Es un sitio perfecto para quienes buscan un momento de calma, para respirar aire limpio, o simplemente para contemplar el paisaje sin interrupciones. Ya sea que vayas en pareja, con amigos o incluso solo, las Dunas de Bilbao invitan a la reflexión y al asombro.

Además de su belleza natural, las dunas permiten practicar diversas actividades. El sandboarding, por ejemplo, se ha convertido en una de las experiencias favoritas de los visitantes. Con una tabla adecuada y algo de equilibrio, cualquiera puede deslizarse por las pendientes arenosas, dejando una nube de polvo dorado tras de sí. También es común ver a quienes se aventuran a recorrer el sitio a pie, en largas caminatas que permiten apreciar todos los detalles del terreno. Aunque no se permite acampar en la actualidad, es posible pasar el día completo explorando, tomando fotos, haciendo ejercicio o simplemente descansando.

Las condiciones climáticas son extremas, por lo que se recomienda visitar el lugar temprano en la mañana o al caer la tarde. Durante el verano, las temperaturas pueden superar los 35 grados, mientras que en invierno, los termómetros descienden de forma considerable. Por eso, es importante ir preparado con ropa adecuada, bloqueador solar, hidratación suficiente y, sobre todo, con respeto hacia el entorno.

Escenario de películas y secretos antiguos

Lo que pocos saben es que este paisaje no solo ha cautivado a turistas, sino también a productores de cine. Su atmósfera única ha sido utilizada como locación en varias películas, tanto nacionales como internacionales. Gracias a su parecido con los desiertos del Medio Oriente, ha sido escenario de historias épicas, dramáticas e incluso fantásticas. Al caminar por ahí, es fácil imaginar que uno está dentro de una escena de acción o aventura, lo que añade un toque cinematográfico a la visita.

Pero las Dunas de Bilbao también guardan secretos antiguos. Según algunas teorías, hace millones de años esta zona formaba parte del antiguo mar de Tetis. Bajo sus arenas podrían encontrarse restos fósiles aún por descubrir, lo que le da un valor científico además de turístico. Su flora y fauna también son particulares. Hay plantas pequeñas como la “bruja”, propias del ambiente semidesértico, y una especie de lagartija que solo vive en este lugar: la Uma exsul, una habitante discreta del desierto que pocas veces se deja ver.

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En definitiva, las Dunas de Bilbao no son solo un punto en el mapa, son una experiencia. Un espacio que invita a explorar, contemplar y reconectar con la naturaleza. Su paisaje parece detenido en el tiempo, pero está lleno de vida, de historia y de emociones. Si estás en Coahuila, este rincón mágico merece sin duda una visita.

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