Cada fin de semana, la calle Macedonio Alcalá en la ciudad de Oaxaca se ve inundada por cientos de personas que asisten a las “calendas” contratadas para diversas celebraciones familiares y sociales, principalmente bodas.
Para tener más contexto sobre esta preocupante situación en la capital del estado de Oaxaca, la calenda es un vibrante baile que adorna las calles principales de la ciudad, mientras los danzarines y músicos trazan su recorrido por las callejuelas. En este espectáculo, se exhibe la exuberancia de sus trajes, donde conviven personajes míticos y representantes de la vasta diversidad cultural de este estado, célebre por su riqueza artesanal, gastronómica y cultural.
Los participantes lucen indumentaria tradicional y danzas representativas de los pueblos originarios, así como otras tradiciones de distintas comunidades, en recorridos que toman su nombre de estas festividades, que solían anunciarse así las fiestas patronales.
José Luis Pérez Cruz, gestor y periodista cultural, ha criticado la apropiación del término “calenda” para actividades y servicios que explotan la cultura del estado, señalando que originalmente eran eventos para anunciar fiestas patronales de la Iglesia católica, no para celebrar cualquier cosa.
¿Qué más sobre las calendas?
En la actualidad, el significado y origen de las “calendas” en la capital difieren mucho de su propósito inicial. Estas celebraciones ahora se han convertido en un producto y atractivo turístico, con desfiles que a menudo incluyen novios llegando en limusinas o mototaxis decorados para la ocasión, a veces escoltados por la Policía Vial Municipal.
Estos desfiles, que pueden ser por bodas, eventos empresariales, graduaciones o incluso políticos, generalmente parten del templo de Santo Domingo de Guzmán y recorren el andador turístico hasta la avenida Morelos. Para llevar a cabo estas “calendas”, es ideal informar y solicitar apoyo a través de la Comisión de Espectáculos, según un oficial de Vialidad, lo que garantiza que los elementos de la Dirección puedan resguardar a los participantes y prevenir accidentes.
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Sin embargo, incluso sin notificar a la autoridad municipal, estas celebraciones pueden llevarse a cabo, como ocurrió el 9 de marzo, cuando una pareja de novios salió del templo dominico para celebrar con sus invitados en el atrio de la iglesia. Allí, los esperaba un grupo de hombres y mujeres vestidos con trajes tradicionales de las chinas oaxaqueñas o de un “tiliche”. Marmotas, monos de calenda, invitados y transeúntes bailaron al ritmo de la música de banda antes de unirse al andador turístico.
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