A tan solo 20 minutos del corazón de Comala, el Pueblo Mágico que enamora con sus paisajes y leyendas, se encuentra Suchitlán, un rincón ancestral que reposa en las faldas del imponente Volcán de Colima. Este lugar no es solo un pueblo: es un universo de símbolos, saberes y costumbres vivas.
El nombre Suchitlán proviene del náhuatl y significa “lugar de flores”, pero también es conocido como el pueblo de los brujos, no por leyendas oscuras, sino por la sabiduría de sus curanderos, herederos del conocimiento indígena sobre las plantas sagradas y los rituales de sanación. Aquí, la medicina tradicional sigue latiendo con fuerza, como parte del día a día de una comunidad que honra su herencia con devoción y respeto.
Máscaras que cuentan historias
Suchitlán es también un pueblo de artistas. Desde hace generaciones, sus artesanos han tallado a mano máscaras de madera que se usan en danzas rituales, fiestas patronales y celebraciones llenas de color. Estas máscaras, pintadas con detalle y alma, representan animales, seres míticos y figuras del imaginario local.
Además, el talento de sus manos se extiende a la creación de muebles de otate, cestería tradicional y bellas tallas en maderas finas como la caoba y la parota, convirtiendo cada obra en una pieza de identidad cultural.
Sabores, paisajes y magia cotidiana
Recorrer sus calles empedradas es como abrir un libro antiguo lleno de secretos. En cada portal tranquilo y en cada jardín vibrante, hay una historia que se cruza con los aromas del campo y del café. No puedes irte sin probar el conejo tatemado, un platillo típico que refleja la esencia culinaria del pueblo, ni sin visitar la procesadora de café, donde el grano colimense se transforma en una bebida aromática y poderosa.
La naturaleza también tiene un lugar protagónico: la Barranca del Río Suchitlán es un paraje imperdible, con un puente colgante que cruza el río y ofrece vistas dignas de postal. Muy cerca se encuentra el Centro Turístico de la Laguna de Carrizalillos, un espacio comunitario manejado por el Ejido Suchitlán desde 1975, perfecto para convivir con la naturaleza y respirar paz en estado puro.
Suchitlán no solo se visita: se siente.
En cada rincón hay un vínculo con lo sagrado, con la tierra y con el pasado vivo. Para quienes buscan más que un destino turístico, Suchitlán es una experiencia profunda, un encuentro con el alma de Colima, con su memoria indígena, su arte popular y su espíritu sereno.
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