En el corazón de Manzanillo, donde el tiempo parece deslizarse al ritmo del mar, el centro histórico se abre como un libro de historias salpicadas de sal, sol y tradición. Cada calle, cada esquina, cada aroma tiene algo que contar. Aquí, el alma del puerto se siente más viva que nunca, entre sabores locales, paisajes que entrelazan ciudad, mar y montaña, y la calidez de su gente, siempre dispuesta a compartir su rincón del mundo.
El Mercado 5 de Mayo
Comienza el día en el Mercado 5 de Mayo, donde la cocina local tiene nombre y apellido. El pozole seco y los tacos de cochinita —una versión propia y orgullosa, distinta a la yucateca— son apenas el inicio de un festín auténtico que se disfruta entre mesas compartidas y conversaciones espontáneas. Aquí, el desayuno no es solo una comida: es un rito comunitario.


Josué Peña Gándara – Foto – Facebook

Cerro de la Cruz
A pocos pasos y con un poco de altura, el Cerro de la Cruz espera a quienes se animan a subir. Desde su cima, la ciudad se revela en toda su extensión: bahías que abrazan el litoral, la vasta laguna de Cuyutlán, los contornos montañosos y la actividad incesante del puerto más importante de México. El viento lleva consigo el rumor de las olas y el silbido de algún barco lejano.



El Tapo y Ventanas
Siguiendo el camino hacia el mar, se encuentran dos joyas discretas: El Tapo y Ventanas, playas escondidas que conservan la tranquilidad de lo intacto. En El Tapo, el agua serena y el trampolín junto a la laguna son invitaciones al juego y al descanso. Bajo las palapas, los sabores del mar llegan directo a la mesa: pescados recién salidos del agua, cocinados con sencillez y verdad.



Iguanario Archundia
El recorrido continúa con una sorpresa singular: el Iguanario Archundia, hogar de cientos de iguanas que se deslizan entre ramas y sombras. Este espacio, reconocido entre los cien imperdibles naturales de México, regala un momento único de cercanía con la vida silvestre del puerto.
El Bar Social
Cuando el calor del día empieza a suavizarse, el Bar Social se convierte en punto de encuentro. Con décadas de historia y tradición, este lugar abre sus puertas como siempre lo ha hecho: con botanas típicas, bebidas frías y el murmullo amable de quienes saben vivir sin prisa.


barsocial1952 – Instagram – Fotos

El malecón al atardecer
Y entonces llega la tarde dorada. El sol desciende sobre el malecón, tiñendo de cobre las fachadas del centro. La escultura del pez vela, imponente y serena, guarda el horizonte mientras las embarcaciones se mecen y las risas flotan en el aire. Aquí, cada reflejo sobre el agua es un recuerdo en formación.



Tortas estilo Manzanillo
Para cerrar el día, una última parada imprescindible: las tortas estilo Manzanillo. De pierna en adobo, con un sabor que solo se encuentra aquí, son el broche perfecto para una jornada que fue más que un paseo: fue un encuentro con la esencia del puerto.

Tortas “Estilo Manzanillo” – Facebook – Foto
Este verano, deja que el puerto te cuente su historia
Camina sin prisa por el centro histórico de Manzanillo. Descubre su corazón a través de lo que ves, lo que escuchas y lo que sientes. Porque aquí, cada paso cuenta una historia.
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